Estoy en el mismísimo lugar, dónde los superhéroes caen. Dónde prometen volver, siempre volver, y fracasan en el primer intento. El hecho está en reconocer, dónde van a parar nuestros sueños, quién o qué se hace cargo de ellos, y en qué momento decidimos abandonar la partida.
Te dedico mis fracasos, mis fracasos más importantes, esos, que me han hecho caer muy hondo, esos que me ha costado tanto volver a ponerme en pie.
¿Sabes por qué se me ha ocurrido dedicártelos? Porque tú has sido, quién me ha levantado, quien ha estado ahí, como si nunca abandonaras tu puesto. Tú has sido mi mar, tú eres mi mar.
Y por eso, a ti, te dedico todos mis fracasos, esos que son más importantes que las victorias en sí. Porque uno de las victorias, aprende, pero de los fracasos se levanta, se eleva.
He descubierto el escondite favorito de superman, sabes a qué se dedica cuando no está salvando vidas? Vende flores, si, se dedica a vender flores, y además, escribe poesías, de esas que tú no te animarías a leer, y yo, ni si quiera he pensado en crearlas. De las poesías para leer en voz alta. De aquellas poesías que no necesitan respiración, que hacen que olvides todo el maldito trago amargo, que nos deja la vida. Sí, él escribe poesías, y lo hace de maravilla.
Tú, en cambio, cuando no te dedicas a salvar vidas, eres poesía pura, tus ojos son el mar, tú eres el mar, mejor dicho. Y eres la poesía que corre por mis venas, de esa que jamás quisiera escapar. La poesía que envuelve mi sangre, tú, eres mi respiración.
Al final, descubrieron que ya no sufro de asma.
Tienes algo que ver, superman?
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