viernes

Porque el cielo, está tan cerca que mis manos juegan a que lo atrapan. Como mis dedos a tus historias.
Música para el alma que quiere dormir, se le cierran los ojos mientras relata una historia en un tiempo presente, que se disuelve en un futuro cuando se presta a la imaginación de tantos tontos. Se diluye tan espeso hasta se cree ser
ser. Y nada más importante que eso. Cada frase que decís, la guardo, la proceso, la entierro y vuelve a resucitar cuando me voy a dormir. Porque es vida lo que se escapa de tus ojos. La angustia que trastorna todo, porque el sabor de tu viaje, cansa. Colchón de ideas, para los idiotas que nos empecinamos en renunciar a amar, a no saber. Si renuncio me caigo, como un jugador de fútbol de la B, nacional, claro. Y sin escalas a Roma, el lugar del amor, que se escribe al revés, que se confunden las palabras, y siempre, siempre va con mayúscula. Destino, qué sabrán esos imbéciles que juegan con unas cartas, no salen a la calle porque temen. Siempre se trata de temer, nunca está tan lejos ahora.Hoy, pasado pretérito perfecto, fuiste, sos, quien sabe, el que se esconde porque no para de llorar, de llover, de golpearte la nuca con un diario del más allá, de las canciones de Esther, del sol. De ese cielo que me está aplastando. Y vos, qué me contás?
Escribo películas para la televisión, mientras el goteo del cielo se me estrella en la cara, como un choque contra un árbol un tanto puro, un tanto lejos para las agonías de estos jóvenes, que se creen que la lucha cesa cuando los de arriba ganan, cuando el de abajo pierde, cuando las estrellas se ponen a cantar canciones y la puta madre son esas ganas de llorar las que llevan las medallas tan pesadas, como el entierro de tu foto, de los sobres, de las puñaladas y de cada disparo que lograste articular antes de desaparecer. Ella es tan fuerte,que a veces no entiendo nada. Y solo me basta con escuchar su risa. Un violín, dejame desaparecer porque yo también quiero viajar, al sótano de todo esto. La cuestión que me hace escuchar, la música por todas partes, ocarinas para mi muerte, lenta, fluida, sacudida, aunque no expreses mis sinónimos, yo te leo en cada estación, el tren está roto, y las vías siguen vacías, desde el momento que decidiste dejar de cantar.


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