miércoles

-Qué golpee fuerte
- Dejáme de joder, subí el volumen dale.
Mientras cree todo lo que pasan en la televisión. Gusanos en el alma, una pastilla porque no puede dormir, dulce de leche en las encías, cuenta hasta cien, se acuesta. Se despierta porque indiscutiblemente no logra dormir, debe de ser por todas las pastillas que toma para conciliar el sueño, piensa. Recrea imágenes todo el tiempo.
Indignación canta, palabras vacías para el río, la tierra en los pies, uno escucha lo que quiere escuchar, hace lo que le dicen, y muere al otro día. Canta bajito, el moretón le pasa por al lado, le hace muecas en la frente, se queda unos días y se despide alegando que necesita soledad.
-Já, que sabrán todos estos sobre morir de soledad.
-Morir de soledad?, nadie sabe hacerlo. Nadie quiere hacerlo, aunque en el fondo... vos sabés, cierto?
Soledad, como si rodara en el pecho, una garrafa de ochenta kilos, de cien, de mil. De todos los kilos, porque si te vas a dormir, el frío te despierta los pies, te come las encías, como un vino.
-Por lo menos me da calor.
Escribís en el pie palabras para cuando no vuelvas a despertarte, oscuro. El mar, el cielo, el invierno, las fotos, la campera, el guiso, el grito. el grito. Afuera, cae todo.
-"De todo para los pies, confort en la puerta de su casa."
-Bajá, podés?
-Apurate y seguí caminando querés.
Allá, los gritos de los piadosos, se mezclan al unisono con los gritos hipócritas de quienes pretenden no escuchar nada, no hablar del tiempo. El tiempo es la sustancia de la que estamos hechos, de ella. de él.
Y todo se acaba.
Duerme, quien sabe, escucha, duerme con los ojos abiertos porque afuera camina ese chico de la mirada rara, y mirá si entra a tu casa, te roba los pies, te corta las manos y aprende a dibujar con tus dedos lineas para encontrar ese tesoro que escondiste abajo del patio. Terror, en los ojos, no sabría donde mirar si no te tuviera conmigo. Respiración. Agitación, la vieja de la esquina no sabe dónde meterse. Cuántos premios vas ganando?
-Escuchame, pero escuchame bien.
-El sonido de la tele, bien alto, sabés, para meterme cada vez más adentro.
-Quienes son todos estos tipos?
-Imbéciles claro, como el agua, tan turbia..
-Suave, lindas sábanas compraste.
-Mirame que estoy acá, caída en la vereda, otra vez.
-Escuchame, afuera hay alguien que te busca.
-Y si me pierdo? no sé las calles todavía.
-Hola cielo, cómo estuvo tu día?
Se llena de mierda los oídos, pero claro,
todo el mundo se siente bien así.




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