sábado

De que a todo el mundo le gusta el invierno, el cielo se muere de hambre. Como yo, como tus manos, como la distancia que se te acalambra en el cráneo.
Huesos quebrados para saber diferenciar, que si desaparecés, todo vuelve a empezar, que el tiempo no es amigo, viste vos? estaría bien vivir sin tiempo, escuché, en un sueño. Todo se repite.
Por suerte se regenera.
No querer saber, porque si vas más allá puede que ese monstruo te rompa la cabeza. Bien rota, para que llores otra vez, para que te curtas del dolor.
La cura para el dolor está en el dolor, mientras tanto sigo sentada, escuchando las canciones y lamentandome porque el invierno no dura más días.
Por suerte llega la primavera corazón.
Vamos a florecer, como hace algunos años venimos jugando, mientras no nos coma el cáncer de las ideas, la lucha constante en el interior. Y la puta madre, tengo los ojos llenos.
Habrá que vaciar las cuevas, volver a formar.
Invitame a dormir.
Escuchame que estoy abajo del agua, en el fondo del mar, sentí como se mueven mis brazos, sosteneme. Sostenernos. Atar sogas, los árboles no sufren, con el calor se vuelven fuertes. Yo, así, no puedo respirar.
Que te curtas del calor,
de las alergias. De la vida.
y de este dolor
que ayer a la noche
no me dejó dormir.

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