viernes

Las paredes se te cierran, al igual que las palabras. Encima, todo el tiempo. Recordar, porque estás acá y ya estás jugada. Nacer de nuevo, qué sabrán todos esos publicistas sobre nacer otra vez, qué se experimentará?
Escribo, el pecho que se abre en dos, como antes ya, y todas las canciones que suenan a ruidos viejos, molestos y ayuda a que todo se vaya lejos otra vez. Otra vez, esas dos palabras que se te hincan en los huesos, que te quiebran el cráneo, el esquivar de nuevo, y el volver a empezar.
Las risas suenan lejanas, en el futón, cada vez más lejos, y ésta pelotuda no para de llorar. Algunas personas salen bien en las fotos, a veces lucen felices, el sueño me apaga los sentidos. El día me despierta de a ratos. No existen relatos, escribir para el culo, y extrañar toda la mierda de antes.
Eso, que te rebalsa la nuca, te acalambra la cabeza, querés seguir pero estás sentada, entendés, sentada, no hacés nada. No vas a buscar una salida, preferís que el fuego te queme los pies, empiece por acomodarsete en las encías y te pudra toda otra vez. El cuerpo se me escapa, el aire trata de atorárseme adentro, bien adentro para que la muerte no sea tan dolorosa.
Ellos, qué saben sobre morir. Todo se sentiría mejor allá, tan lejos. El invierno en los pies, camino, en circulo, me devuelvo, extraño el mar. Las notas que conforman tus dientes, como odio el sabor del espacio. Y el tiempo, creo que a él también.
Viste cuando nada tiene sentido? Una bocanada de aire para despejarse, dice, cuenta. Otra vez la misma mierda, y no podés escribir porque tenés todo en el puño, bien cerrado. Ensangrentándose lentamente, casi como una bala que nunca llega. Y vos, que la esperás sentada. No hay nada peor que pueda suceder. Pero si, despertarte.
Querer seguir soñando, el despertador que lo odiás, y lo apagás, pero otra vez tenés que estar allá, con ellos, haciendo. De cuenta. Siempre. Haciendo. Se me escapan.
Ruedan, cantan bajito, me explican. No te olvides, me reprochan. Todo el tiempo. Qué sabrán sobre olvidar, sobre enojos. Sobre éste enojo que crece, no me deja soñar. No me deja crecer, nadie quiere crecer. Y que mierda hago con la angustia que tengo acá adentro, me podés explicar?
No te mueras otra vez, ya no es Agosto, ya no es Febrero. Es Septiembre, te prometo que no me creo toda esa mierda de la Primavera, porque en otro lado es Otoño, y allá o acá, la punzada va a seguir existiendo.
Cortaron el árbol. Pero le dejaron las raíces, no te molesta tanta ineptitud humana? Sufrir, para que sufrir. El árbol sigue teniendo raíces.. dichoso.. dichoso poder su renacer. Revolcarse en el barro, sentir el agua que le coagula la sangre, como cuando tomás demasiadas pastillas para ir a dormir. Diagnosticame insomnio, me gustaría desafiarlo. Pero a veces soy muy cobarde como para volver a empezar.

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