domingo

Después, de todo. El peso en esas manos, el tiempo que se vuelve agua  y se escapa. Que ya llega ésta primavera, que allá es otoño. Otra vez, nos quedan dos días, y no vuelve. Porque todo es invierno cuando de tu boca sale angustia, un vomito que no fue, una idea que se escapa, entre las paredes el corazón sufre de asfixia. Pero el tiempo.
Sufre.
Se disipa como los dientes, como las hojas, como los juegos que no llegan a ser, me disuelvo, otra vez son las letras que me encienden. Me prenden fuego, dejar de hablar, dejar de gritar. El sol llega temprano, las luces que se apagan porque todo el mundo deja de mirar. Si no ves, me derrumbo. Con los gritos en los ojos, jamás pronuncies esa palabra si no estás dispuesto a seguir, a mirar. A mirar todos los días lo que hay después. Después, se me cae el techo encima, se me inunda el cuerpo y no puedo dejar de bailar. Escuchar.
Reír que son las voces las que me ensucian el alma, arrastrar las penas hasta una nueva estación. En el hospital no tienen idea de como sanar un alma. De como se cura la tierra. Con los pies me tambaleo hacia todos los lugares que puedo encontrar, saber donde estamos. Y vos dónde estás? Pasión para vivir. Impulsar, saltar, correr más fuerte, nueva música en mi garganta, traspasa todas las barreras, corrector ortográfico para poder vivir.  De eso se trata, las líneas rectas me aterran. Mala suerte para la espera. Día de mierda gritan afuera, ya no juego con lo mismo. Por eso me gusta perderme
Y si no encuentro las calles, comienzo a gritar, a esconderme, me agacho me ensucio me entierro, me desangro por los ojos, otra vez, trasplante de ideas, un cráneo nuevo por favor, nace 

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