domingo

Siempre estoy a punto de morirme, o de que me mates, da igual a esta altura. El pecho se inunda, parte del cuerpo reiterativa y vuelve a sucumbir ante la ausencia de tus cartas.
Será que me conozco ésta música de memoria, los sostenidos más intensos, como si estuviese abajo del agua y  se inundara todo, otra vez, con el viento en las encias, con las muelas rotas de tanto gritar.
Da igual preguntarte las cosas cien veces, cien veces vas a responder igual y voy a cansarme.


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