lunes

- Yo sé que si caigo, voy a volver a levantarme, para regresar así, al tropiezo nuevamente. Corremos en un bosque, y las voces son demasiadas. Los días son tantos que el vértigo me come la piel, me deja los huesos, creciendo, como enredaderas entre mis manos. No llego a contarte, no llego a contar tus parpadeos, todo esto va muy rápido me decís, vivimos girando. En cambio, el tiempo es egoísta, y frena y se va, y quiere irse a vivir solo. Dónde no hay amor suficiente para sacar esa amargura. Donde las cenizas siguen intactas. Incendiarnos el corazón, eso es lo que necesitamos, por qué estamos corriendo tan rápido? No veo mis ojos, no veo que haya alguna otra salida. Además, el frío. Además, la lluvia, y los sollozos que siguen golpeando la ventana. Por donde se mete el sol. Por donde quisiera meterse la luna. Pero no hay más, me decís. No podemos hacer otra cosa que correr. Correr e incendiarlo todo con tu voz. Con tus letras, con esa canción que tarareás cuando te vas a dormir.
El viento me atrapó, nunca quise decir que soy su dueña, nunca quise muchas cosas. Y sin embargo me convertí. Fui cambiando, fuimos creciendo, dicen. Los imbéciles se llenan la boca hablando del amor. Se llenan los dientes de muerte, y repiten, repiten como loros. Cada uno un discurso armado. Mientras tanto, afuera llueve, afuera sucede el mundo. Y no pienso cambiarme de habitación, y no pienso tantas cosas. No queremos que pienses tantas cosas, porque vas a enfermarte, y luego, tendremos que llorar. No hay tiempo de lágrimas ya, los días están cambiando. La voz está creciendo, las ratas quisieron comernos el corazón, pero resulta que éste sigue intacto.
Qué sobre los días en los que no hay sol que alcance para borrar el dolor? Qué, sobre tus ojos cuando me decís que no das más?
Y si supiéramos, si supiéramos que no existe nada después, y que vivimos corriendo en círculos. Yo creo que deberías frenar, quizás. Yo pienso que el egoísmo es la peor muerte para el alma. La tuya, la mía, la de todos. La que quiere salirse entre las uñas, para embarrarse como el resto. Pero se quedó atascada cuando decidiste que así iba a ser. Y que así queríamos vivir. Las mentiras no las quiero.
Me quedo con tus soles de otoño. El verano lastima. Y lastima tan profundo, que no siento mis pies. Aunque decidiera frenar, jamás podría hacerlo. Jamás dejarían qué.
Quiero encerrar tus gritos, llevarlos al mar, a ese mar que puede escucharlo todo.
Quiero encerrar mis gritos, llevarlos al mar, a ese mar que puede curarlo todo.
Y que por fín seas.


No hay comentarios: