lunes

Me gusta que tengas el control de cada situación, y sentirme a salvo solo con una mirada. Como cuando eramos chicos, y las tormentas de truenos amenazaban con tirarnos abajo. Me cubrías el rostro, y me decías al oído que todo estaría bien, y que ninguna tormenta de truenos, podría pararte.
Así fue, seguimos igual de enamorados como cuándo niños. Y seguís teniendo el control de cada situación, el control de mis miradas, sonrisas, llanto...
Musica suave y dulce, ya no guardo rencor.
El mundo cohexistió en un PUM! y se formó de nuevo solo para nosotros dos, para que cada promesa sea cumplida, y cada sueño reconstruído.
¿Te acordás cuando dijiste que no ibas a dejarme?
Tenías la misma sonrisa y tus labios se azemejaban a un té de duraznos.
Tus palabras siguen siendo igual de suaves cuando me derrumbás.
Me acuerdo cuando me llamabas Lucyta, tu voz era inconfundible, al menos para mi.
Que idiotez... nunca debimos separarnos.
Todavía tengo nuestra imagen grabada, bajo las escaleras, me tapabas los oídos para no oir los gritos...
Dijiste que jamás me dejarías, pero los años fueron duros para ambos, y en un golpe, nuestras voces estaban a más de 700 km de distancia.
Como cuándo trepabas árboles (yo te miraba desde el suelo, por el miedo a escalar). Salvo, que ya no podía oírte, aunque me hubiese gustado, con la muerte de ana...
¿Por qué tuviste que irte?
Los años fueron eternos
Pero acá estás, sin pensar en el pasado, acá estás, teniendo el control de las situaciones, siendo mi mejor opción.
Siempre supe que eramos eternos, como el resplandor, de nuestra estrella

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