lunes


Es sentir que tus huesos van desapareciendo, es como sentirse ahogada en un mar,
un mar entero para ti misma, para ti sola.
Volver, volver para jamás ir a casa, para jamás sentir ese gusto amargo otra vez.
Tiempos nuevos, tiempos dónde no existen huesos, y donde el mar,
se vuelve una nube engorrosa, que te quema.
Cómo zarandeandose en la espesa bruma, en una nube de alcohol y humo de cigarrillo.
- ¿Estás loca? ya no somos perros- oí decir una vez...
En estas circunstancias, se vuelve todo del revés,
y cometemos errores. Preferimos correr, correr a algún lugar seguro, lejos de esa nube quizás..
Nunca quise olvidarme mi mente en el alfeizar de la ventana,
juro que fue más grande que yo, juro que pudo más que la desgracia de creer que estas tierras,
eran tierras firmes.
Y todavía no sé, no sé qué es lo que hago aquí, en este lugar, lejos de todo,
lejos del sonido de tus parpadeos, y del oxigeno que despiden tus manos.
Lejos de todo lo que nos rodea.
Es que, no entiendo, cómo pudimos olvidar que no hay lugares fríos,
que la tierra no existe si estamos tan lejos de la canción.
Canción que se repite una y otra vez, mientras corro, a un árbol cercano,
a ese árbol donde colgué las ideas y desperté asustada y encontrada lejos de la preocupación,
dónde todo lo demás no existe y las palabras sobran.
Quién dijo que no puede escribirse una canción sin letra?
Yo leo las letras en tus ojos, en esos, que me ayudan a perderme cuando quiero escapar,
cuando noto, cuán flacos están mis huesos, y las grandes bolsas en mis ojos.
Es otro amanecer para mantenernos despiertos, grabando cada paso de las nubes en mi oxigeno,
con la respiración.
Y mantengamos la mirada firme, a no desfallecer, nunca, nunca jamás,
nunca encontré tanta valentía en unos ojos.
A mantenernos despiertos. A mantenernos despiertos, una y otra vez.
Es querer escapar, es como violar esas cadenas que siempre te mantuvieron en pie,
es cerrar los ojos, y no querer ver, el mar que te rodea.
- De dónde son esos sonidos?-

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