martes

Yo los vi disfrazarse, y que se les vuele el pelo, riéndose porque intentaban atrapar el viento con los dedos, y no podían.
Los vi tan pequeños, y tan enfurecidos, corriendo como salvajes, inflando los ojos al mismo tiempo que sus latidos se acumulaban para estallar y permanecer abandonados en un mar, ese mar, que se reflejaba constantemente en el cielo. Yo los vi correr, los vi disfrazarse, los vi haciéndose amor en cada esquina, y desnudarse los cerebros cayéndoseles al suelo todas las preguntas.
Yo los vi con el mar en la garganta, intentando gritar pero sin lograr sonido alguno, yo los vi volverse lunes y jueves, y a veces soñaban que se volvían martes, pero después se escondían porque ya no entendían si todavía seguían ahí. O se volvían domingo sin saber. Esos domingos que el aire se te clava en todos lados y el sol te da bien de frente, aunque estés de perfil. Yo los vi escribir, y escribir, para sacarse un poquito la rabia, buscando terminar alguna historia.
Los vi disfrazarse de lluvia, de barco, y jugar a que ésta cama era una canoa. Yo los vi escaparse y volverse pájaros, tan ínfimos como las gotas de lluvia que golpean a los tréboles. Yo los ví, vos sabés, y también los oí, gritando canciones hasta desesperar.

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