Como pasar de un verano a un invierno sin escalas, sin amahacas colgadas de un árbol, y sin estrellas. Porque en un trueno increíble se te fueron todas las ganas, y todas las lágrimas que te comiste antes de ir a dormir. Enseñame a cantar tan alto como un rey, tan lindo como este otoño. Ya empieza el ritual de los pies donde si estamos juntos podemos dormir mejor.
Calla, espera y retoma las vías por donde se escapó aquél noviembre.
Es que hay tantos días para olvidar.
Otra vez los santos hacen reuniones en mi cabeza, y se disfrazan de ratas. O juegan a que se disfrazan de buenos. Somos todos agujeros, de esos que no te dejan respirar. Y este pelotudo que no deja de mirarme cuando bostezo, cuando lloro. Me sonríe desde la ventana o me lo imagino, porque a veces cuesta no tenerte cerca.
O lastima.
La amargura desfigura caras, y la soledad deja espacios entre las mejillas y la nariz. Yo prefiero morderte la nariz si estás durmiendo.
O entenderme.
Me gustaría entenderme.
Si,
y dejarme de joder un rato.
1 comentario:
Hermoso, como siempre. Te robo lo de la mordida de nariz, amo que me hagan/hacer eso :) cariños!
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