jueves

Siempre es cuestión de vomitar, para no quedarte con la mierda del mundo atragantada.
Ahí, que te quema la garganta, que tenés para decir y no sabés si decirlo, que te consume porque estás harto de tantos gritos que nadie escucha. Tapado hasta la nuca te sentís, envuelto otra vez en este oleaje que nos llega a todos, porque indefectiblemente cuando hacés que suba la marea, me empapo yo, y se empapa el de al lado. Pero hay muchas personas que no sienten ni en pedo el frío, y que el agua no les llega o no les interesa.
Yo, no paro de vomitar otra vez. Vomito figurado y hasta literario.
Vomito porque no me gusta estar así, y de mi cuerpo se escapa el dolor.
Y la angustia que se siente porque no me abrazás, porque ya no querés jugar, o porque simplemente me ves un rato.
y yo que nací para verte siempre.
Me arde la garganta, mi estómago me está gritando, y lo hace con sangre, así me demuestra su amor. Con tristezas y bajezas de la anatomía integral. Con tristezas señores.
La sangre hoy no es sinónimo de valentía, se acabó esa función que se daba los viernes, ahora los jueves también existen para poder sufrir.
Cortala con el teleteatro nena, una ulcerita no le viene mal a nadie.
Mientras idealizo una cantidad de problemas sobreabundantes, porque esto es lo que me enseñaste. Idealizar tanto que no veo hasta donde llega de largo el quilombito. Y si, así estamos.
Vomitando para sacarnos un poquito de toda esta mierda.
Quizás tenga demasiada sangre para ser tan joven.

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